viernes, abril 29, 2011

De la indignación a la acción

De mes en mes/Mundo Obrero mayo del 2011

De la indignación a la acción

Los que creen en la sapiencia neoconservadora y neoliberal, aun a sabiendas de que mienten, siguen repitiendo los mismos tópicos sobre la situación económica y laboral de este país llamado España. Y como siempre, tienen que venir de fuera a decirnos las verdades que la élite económica patria no quiere oír, y menos trasladar al conjunto de la sociedad española.

Estos, los liberales de nuevo cuño, siguen con la cantinela de que el problema es la baja productividad, la escasa jornada laboral y los costos laborales, fundamentalmente los salarios. Pues bien, los españoles somos los que más horas trabajamos de la OCDE, los que menos cobramos y los que tenemos una tasa de productividad más alta, tal y como ha señalado el profesor Vicenc Navarro en un estupendo articulo (Público, 21 de abril de 2011) sobre el recién publicado informe de la población trabajadora en EEUU, que también contiene datos sobre la clase trabajadora en España.

El informe dice otra verdad, y es que el estado español es el que peor reparte la riqueza, por debajo de EEUU y de otros países europeos. El profesor Vicenç dice mucho más, pero con estos datos ya podemos indignarnos de que nos mienten y manipulan. Mucha responsabilidad la tienen los medios de comunicación de nuestro país y la parrilla de la TDT party, hoy tomada por los ultra conservadores y católicos, que no representa a la sociedad de nuestro país. Parte de responsabilidad la tiene también el actual gobierno, puesto que en su mandato no ha tenido el valor de modificar la actual situación de la televisión y la radio, estableciendo los mecanismos necesarios para ello, nuevas concesiones, una nueva regulación, etc.

Hay que saber que los medios de comunicación están controlados por la banca y las grandes corporaciones financieras, que tiene intereses en el devenir de la economía, la educación, la cultura, el entretenimiento, la religión y demás cuestiones sociales que nos afectan como clase trabajadora y como ciudadanos. No son independientes o neutrales. Muy al contrario, lo que nos cuentan y cómo lo cuentan tiene mucho que ver con el balance de resultados de las empresas y bancos que participan con capital en los mismos.

De ahí que nos sigan contando las mismas mentiras, los mismos tópicos para adormecer a la sociedad, haciéndola psicológicamente culpable de la crisis para aplicar así las medidas de recortes sociales y pérdida de derechos de los trabajadores sin recibir respuesta a las graves agresiones que sufrimos, mientras que la banca sigue su incremento de ganancias durante la crisis, repartiendo sueldos de escándalo entre los miembros de los consejos de administración.

Indignarnos es un paso importante, pues es la toma de conciencia de que no podemos seguir así. Esa indignación tiene que convertirse en energía para protestar, salir a la calle a clamar contra la banca y contra este capitalismo salvaje. Y en nuestro país, a la luz de los datos, somos el alumno aventajado. Por eso, esa indignación debe de convertirnos en elementos desestabilizadores de este sistema. Tenemos que estar en las movilizaciones que convoquen las organizaciones sindicales de clase, las que convocan IU y el PCE, las plataformas de parados y paradas, en las reivindicaciones por una vivienda digna y contra los desahucios, contra la energía atómica, etc. El 22 de mayo esa indignación debe convertirse en el acto positivo de votar las candidaturas de IU. La izquierda de la clase trabajadora tiene que estar representada en las instituciones locales y autonómicas para ser un primer dique contra el neoliberalismo y sus políticas.


Stéphane Hessel con su libro ¡Indignaos! -prologado por José Luis Sampedro-, ha puesto la inconformidad encima de la mesa. Con lucidez, dos experimentados intelectuales nos dicen que es posible cambiar las cosas, que la esperanza es posible con principios e ideología. Indignarnos es también un acto de solidaridad y compromiso con quienes no tienen voz y están sufriendo sobremanera la crisis. Es un acto de rebeldía frente al conformismo reinante instalado hasta la médula en esta sociedad de la abundancia y pobreza, enferma de satisfacción y de pasividad consumida en medios de comunicación que adormecen conciencias y nos hacen tragar con ruedas de molino los postulados neoliberales.

Indignarnos, es también reivindicar otra forma de hacer la política, es estar contra la corrupción instalada en las instituciones de partidos que confunden los intereses de la institución con los suyos propios, es luchar contra el “nuevo despotismo ilustrado” de todo para los ciudadanos pero sin contar con ellos.

Por eso, el primero de mayo, Día Internacional del Trabajo, reivindicamos empleo con calidad, salarios suficientes, reconquistar derechos laborales y sociales, nos manifestamos contra la reforma laboral y de las pensiones, contra el Pacto del Euro verdadera agresión de ámbito europeo contra la clase trabajadora, nos movilizamos por la paz y contra la guerra y reivindicamos la Alternativa Social Anticapitalista aprobada por el Comité Federal del PCE -desarrollada ampliamente en MO-, e indignados decimos que hay que ganar esta batalla al capitalismo.

Viva el 1º de mayo.
Viva la clase trabajadora.

1 comentario:

Sebastian Martin Recio dijo...

Tras el 15M

Si la movilización se diluye, se hace inoperante, se divide o termina quemándose y sin participación social, todo habrá quedado en una experiencia más para el recuerdo. Por ello, todas las asambleas deben dotarse de una estructura mínima, en forma de coordinadoras (ratificadas o renovadas en cada encuentro) con portavoces coherentes y rotatorios. Además el "PROGRAMA MÍNIMO COMÚN MÚLTIPLO" debe ser la base consensuada para trabajar al unísono en todo el Estado con la convicción que es factible su consecución, según los puntos, a corto, medio o largo plazo.
¿Cómo hacer este programa mínimo? La experiencia del movimiento estudiantil y el movimiento obrero en los años 70, en la transición de la dictadura a esta democracia, tuvo la capacidad de unir los elementos necesarios de la vida cotidiana (carestía de la vida, p.ej.) con las estrategias globales (conquista de las libertades) en un mismo paquete que, simultáneamente, elevaba la unidad organizativa y la conciencia política propiciando la movilización en circunstancias bastante difíciles (cárcel, represión, expedientes...), todo ello, no lo olvidemos, con una pluralidad y una diversidad real de organizaciones políticas y sociales inmersas en esa.
Pues bien, en este momento concreto, ¿cuáles son las cuestiones básicas, perentorias, de ese panel reivindicativo o PROGRAMA MINIMO, que afectan directa o indirectamente, a una gran mayoría de los afectados o de los que apoyamos estas movilizaciones? No deberíamos hacer un listado interminable de exigencias, para evitar cruces innecesarios y no caer en aquello que decía “el que mucho abarca poco aprieta”. Yo escogería, en principio, al menos sólo dos cuestiones: El PARO y el problema de la VIVIENDA.
¿Y cuáles son las aspiraciones más globales que podrían formar parte de este PROGRAMA MINIMO?. Al menos tres: Uno, de carácter político institucional, y que sería la base para propiciar la participación directa de los ciudadanos y facilitar el acceso a las instituciones de la pluralidad real existente en la sociedad con su representación proporcional: el cambio de la Ley Electoral y el desarrollo de leyes que permitan los procesos consultivos y de referéndums vinculantes.
Otro relativo a la transparencia y a la ética política, con leyes que garantizaran el acceso a la información real de los presupuestos, mecanismos de contratación y adjudicaciones de obras y servicios y de ofertas y selección de empleo, con leyes que endurezcan la corrupción y mejoren los mecanismos de control y auditorías.
Y un tercer bloque con el objetivo de REPARTO DEL EMPLEO y acciones contra el paro. Donde cabrían todas las iniciativas encaminadas a fortalecer el sector público –incluido el financiero-, los mecanismos de protección social; adelanto –comenzando por el no retraso- de la edad de jubilación, estabilidad y seguridad laboral y recuperación y desarrollo de las conquistas y derechos sociales, políticas de igualdad y de integración social…
En resumen: DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, EMPLEO, ETICA, SOLIDARIDAD… En un proceso de apertura de alianzas donde quepan las organizaciones sindicales, civiles, culturales, políticas y de toda índole que estén dispuestas a comprometerse en su defensa y aplicación.
SEBASTIAN MARTIN RECIO