jueves, agosto 09, 2012

Organizar, unir, transformar


Esta crisis económica no es como las demás. Es una crisis de civilización. No tiene parangón con las crisis anteriores de los años 20, 70, 90 del siglo pasado. Con esta crisis se están derrumbando los cimientos de la sociedad que hasta ahora hemos conocido.

Si tras la segunda Guerra Mundial la lucha obrera y el movimiento socialista internacional habían conseguido grandes logros a favor de la clase trabajadora, -insuficientes, sí, cierto, pero importantes para la vida cotidiana de millones de trabajadoras y trabajadores-, la tendencia reaccionaria del capital ha reconquistado, en este momento, el control casi absoluto del proceso social y político y, en consecuencia, está imponiendo un retroceso histórico, una vuelta al capitalismo salvaje de sus inicios, a unas relaciones sociales y laborales brutales e inhumanas, un regreso a las esencias del capitalismo que con tanta fuerza y agudeza describió Marx en El Capital.

En estos cuatro años la acción del Capital pone de manifiesto que esta crisis no podemos tratarla ni económica, ni social, ni políticamente como las anteriores. Es otra cosa, otro fenómeno y como tal tenemos que enfrentarlo.

Ante esta situación, el Partido Comunista de España, se planteó como una necesidad, como una urgencia, realizar una Conferencia Política en la que situar al conjunto del Partido frente a esta nueva realidad. La Conferencia del Partido surgió de la necesidad de elaborar colectivamente una estrategia a corto, medio y largo plazo para enfrentar este giro del sistema capitalista y allanar el camino hacia el Socialismo del Siglo XXI. La Conferencia, realizada el día 23 de junio, aprobó el Documento que debe impulsar las políticas del Partido para organizar la resistencia de las y los afectados por la crisis. El Documento, es la clave teórica y práctica para dar una respuesta comunista a las políticas neoliberales que el capitalismo, con la excusa de la crisis, está aplicando en todos los ámbitos de la sociedad. Recortando derechos y libertades de los/as ciudadanos/as.

Hoy, la cuestión fundamental es el cambio de la correlación de fuerzas a favor del capitalismo bipartidista. Sea socio-liberal o neo-liberal el Gobierno aplica las mismas recetas, en diferente proporción, les diferencia, en última instancia, la cantidad de la dosis del tratamiento, pero el diagnostico es el mismo. Frente a esta situación -y aunque las encuestas muestran que el proyecto estratégico del PCE, Izquierda Unida, aumenta su base social y crece en intención de voto- no es suficiente con esperar a la próxima convocatoria electoral. El PCE no se puede conformar con la consolidación socio-electoral de Izquierda Unida. Hay que dar un paso más.

Hay que ir más lejos para conseguir el objetivo de una salida social de la crisis. Y ese paso ha de ser defender nuestro programa en las instituciones y en la calle. Organizar a los sectores afectados por la crisis en torno a propuestas concretas y para la solución de sus problemas diarios, vitales, de sus urgencias materiales… Es aquí, donde la movilización social adquiere un carácter fundamental. Las revoluciones se hacen en las calles. Las grandes transformaciones deben venir de la conjugación de la presión social e institucional sobre las Administraciones, y en este caso, hasta conseguir el objetivo: a) Empleo y/o protección social suficiente; b) los recursos necesarios para la subsistencia diaria, tales como comida, ropa, etc; c) parar los desahucios y materializar el derecho a una vivienda digna; d) una educación y una sanidad públicas, universales y de calidad, en igualdad de condiciones, sean cuales sean los recursos económicos de cada cual. Para la mayoría social de este país, estas son las cuestiones que más preocupan y en ellas se deben centrar los esfuerzos del Partido en los próximos meses.

Para ello es necesaria la unidad de la izquierda alternativa y transformadora con los sectores sociales y los/as ciudadanos/as que están luchando por otras políticas, que están peleando contra la crisis y el neoliberalismo día a día. Tenemos que trabajar en la construcción de un bloque social y político alternativo al sistema capitalista capaz de dar respuestas, prácticas y teóricas, a las inquietudes de la mayoría social, de la clase trabajadora, pasando de los discursos a los hechos. Tenemos que impulsar acciones concretas contra las medidas del Gobierno del PP y a favor de soluciones especificas en cada ámbito social y territorial. Y eso se hace en torno a un programa concreto, de mínimos, que aceptado por todos y todas, sea el motor de la acción concreta para ir cambiando sus políticas y, por tanto, la correlación social de fuerzas. Por consiguiente, para el PCE, la máxima prioridad debe ser construir una alianza social capaz de imponer una salida democrática a la crisis, salida que se puede expresar como “rescatar a las personas y a los servicios públicos, no a los bancos”. Para ello el Partido propone siete medidas que desarrollamos en las páginas 2 y 3 de este número.

La solución más eficaz para la mayoría a los dramas humanos y sociales que se viven como efecto de la crisis es la creación de empleo. Está debería ser la primera prioridad del Gobierno, pero sabemos que no es así. Es más, constitucionalizada la prioridad de pagar la deuda es muy difícil, cuando no imposible, que un gobierno del PP o del PSOE sea capaz de cambiar las pautas económicas impuestas por las instituciones neoliberales internacionales (FMI, BCE, CE, etc.) Es evidente que estamos “intervenidos” de facto, y que hasta que no llegue un Gobierno coherente con los intereses de la mayoría social y trabajadora, capaz de cambiar el actual estado de las cosas, la izquierda política y social que queremos una sociedad alternativa está obligada a construir alternativas a esta sociedad mediante actuaciones inmediatas. Acciones concretas en las que se refleje que, lo que decimos, es posible hacerlo. Acciones contundentes en defensa del derecho al empleo. Acciones concretas para defender y cubrir las necesidades sociales y personales de las/os ciudadanas/os. Acciones sociales de generación de empleo y mecanismos solidarios que superen la caridad, bien sea desde los gobiernos donde estemos o desde la oposición con apoyo y asesoramiento. Tenemos que responder en lo general y en lo particular. Tenemos que pelear en el Parlamento y en las calles. No vamos a pagar su crisis.

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