jueves, septiembre 01, 2016

Organizar la revolución social.

De mes en mes/abril 2016
Mundo Obrero.

Es costumbre dar un periodo de gracia de 100 días en la gestión de las nuevas direcciones, a las nuevas y nuevos dirigentes. Aplicando ese criterio a la nueva composición del Parlamento, a la nueva dirección de este país y tras más de cien días sin haber conseguido aquello para lo que primariamente fueron elegidos, como es la construcción de un nuevo gobierno, los cuatro grandes partidos llamados por las y los electores a dirigir el país están demostrando una profunda incapacidad para entender la voluntad del electorado y por lo tanto están protagonizando un profundo fracaso en la “nueva etapa” tras el 20D.

Hemos teorizado en el partido que la crisis del régimen bipartidista y monárquico se ha traducido en una crisis de gobernabilidad y que los cuatro grandes partidos se han situado en la gestión de este sistema, nada más ver los programas y las actuaciones de sus líderes. Solo Unidad Popular-Izquierda Unida se situaba fuera de este marco político con un programa claramente de izquierdas y alternativo al régimen, de superación y ruptura con el llamado régimen del 78, la apertura de un proceso constituyente y la elaboración de una nueva Constitución que consolide y amplíe los derechos sociales, es decir una Constitución social y republicana frente a la borbónica que han desarrollado los poderes económicos y mediáticos de este país.

Ante esta situación -y en previsión de unas más que probables nuevas elecciones- solo queda avanzar en la propuesta de organizar la revolución social y democrática que anticipara el 15M y que se ha ido construyendo con el impulso de diversos movimientos, entre ellos las Marchas de la Dignidad, que han convocado movilizaciones en todo los territorios y naciones del estado para el día 28 de mayo en reivindicación de pan, trabajo, techo y dignidad. 

En esta columna hemos escrito que el acto de investidura fallido de Pedro Sánchez era el inicio de una larga campaña electoral. No solo lo pensamos nosotros, sino que una mayoría aplastante de la población también lo cree y considera, según las últimas encuestas, que los cuatro grandes deben ceder para posibilitar un gobierno. Estas mismas encuestas valoran positivo el trabajo de UP-IU en cuanto a esta tarea, que se ve favorecida en apoyo social y electoral. La misma mayoría social opina que es importante la pluralidad en el Parlamento frente a las mayorías absolutas y que por lo tanto volvería en mayor o menor medida a dejar tras unas próximas elecciones el Parlamento en una situación más o menos parecida. 

En este marco de coyuntura el PCE celebra la primera fase del XX Congreso del partido, marcado por el debate actual y la necesidad de construir una alternativa social y política en este ciclo, situando las prioridades en la necesidad de la ruptura con el régimen frente a la reforma del mismo significada en la reforma de la Constitución. “La estrategia de ruptura democrática que permita avanzar en políticas sociales, democráticas y antipatriarcales, la clave es convencer a la clase trabajadora, a las capas populares, pequeña burguesía, de que es imprescindible romper con el actual estado de cosas para resolver los problemas concretos que sufre la mayoría de la población”, como manifiesta José Luis Centella en la entrevista que publicamos en este número de Mundo Obrero.

Una segunda cuestión que vamos a abordar en el Congreso es la voluntad de la construcción de una alternativa política y social sobre la base cimentada de la unidad popular con una Izquierda Unida adecuada al momento histórico que sirva para la construcción del Bloque Social y Político con fuerza para producir los cambios y transformaciones que se necesitan en favor de las clases populares y que haga frente a los poderes que verdaderamente han gobernado.

Una tercera cuestión nos sitúa en el marco de esta Europa que no sirve a los intereses de las y los ciudadanos y que ha aprobado tratados para beneficio de una minoría y del aumento de la acumulación de riqueza y capital; que desprecia los Derechos Humanos, como prueba el “acuerdo de la vergüenza” con Turquía para la repatriación de los refugiados que huyen de guerras que hemos provocado o apoyado desde Europa por intereses económicos y el control de sus riquezas. País, Turquía, que vulnera los derechos humanos y reprime la protesta. Recordemos que nuestra camarada Maite Mola, vicepresidenta del Partido de la Izquierda Europea (PIE) está encausada por participar en una manifestación, desde aquí mostramos nuestra solidaridad con ella. Una Unión Europea que utiliza el Euro y las políticas de estabilidad presupuestaria como corsé contra las políticas sociales en beneficio de la mayoría social.

Ésta es para nosotras y nosotros comunistas españoles una cita importante, como importante, en el desarrollo histórico, es la coyuntura que vivimos, donde se está decidiendo si se refunda el régimen o en su caso abordamos tras la indignación primero y la rebelión después, la revolución social y democrática que sobre la base de una propuesta política amplia de izquierdas y transformadora, concrete una alternativa al bipartidismo monárquico, corrupto y antisocial.

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